viernes, 5 de octubre de 2012

Sobre las dificultades de la vida maternal.



Es rematadamente fácil ver la paja en el ojo ajeno, de hecho todos terminamos tarde o temprano dictando sentencia sobre los problemas en la educación del vecino mimado, de la prima antisocial o del sobrino egoista pero es tan difícil ver la viga en el propio... y es algo normal porque pocas cosas crean a veces tanta culpabilidad, frustración, confusión y dudas como el hecho de ser padre. Así que si de algún modo puedo convencerme de que veo con claridad los problemas ajenos, está clarísimo que puedo ver (y de paso también solventar, que para eso soy una especie de semi-dios) mis propios problemas con mis hijos.

Es taaaan fácil ser una madre fantástica cuando no se tienen hijos y sin embargo una vez que los tienes,junto a tu pequeño te colocan sobre la cabeza aquella famosa espada de Damocles que deberás de llevar con más o menos gracia el resto de tus días porque siendo sincera: Puedo fracasar en todo en mi vida pero ¿quién va a querer fracasar como madre (o padre) y cargar con esa responsabilidad?. 

Así que aquí me veo, prometiéndome como cada mañana ser hoy (sííí, presiento que hoy será el día) la madre impoluta, comprensiva hasta más no poder, cariñosa, alegre, generosa, sabia y siempre dispuesta que por una razón o por otra (no acabo de entender el porqué) no acabo de encarnar.

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